Nace el club

Corría el año 1928 y cuando el pueblo iba tomando forma, unos jóvenes entusiastas de entre 15 y 20 años se daban cita en los terrenos del Ferrocarril Provincial para jugar al fútbol. En sus cabezas rondaba la idea de crear un club de fútbol, para que el proyecto tomara más impulso les pidieron la colaboración a los vecinos. Y así el 15 de julio de 1928 nace la única institución deportiva que aun representa a Polvaredas, el Club Atlético Pampero.

Así aquel grupo de muchachos conformado por Julio Aldave, Raúl Linaza, Juan Aguilera, Ayhalmar Enz y Ernesto Harrington vieron concretado su sueño. Debieron en gran parte su logro a los que los vecinos apoyaron en esta cruzada que fueron Guillermo Vidal, Manuel y Francisco Barone, Pedro Cavallero, Ernesto López, Antonio Boveta, José Mondragón, Oreste Di Pietro y Francisco y Héctor Santías.

El almacenero Ernesto López cedió una fracción de terreno de su propiedad contiguo a su negocio, para que el equipo pudiera disputar los partidos con los rivales de la zona como Del Carril, Álvarez de Toledo, Cazón y equipos de Saladillo.


Primera Comisión Directiva 1928

Presidente, Guillermo Vidal; Vicepresidente, Manuel Barone; Tesorero, Ernesto López; Pro- tesorero, Francisco Santías; Secretario, Julio Aldave; Pro- secretario
Pedro Cavallero; Vocales, Erardo Irayzoz, José Mondragón, Héctor Santías, Oreste Di Pietro, Antonio Boveta y Francisco Barone.


El Nombre

Según el acta del borrador del acta del 18 de julio de 1928 necesitaban ponerle un nombre al club, el señor López propuso el de Club Atlético Pampero; Erardo Irayzoz y Julio Aldave presentaron en la misma forma el de Veteranos y Olimpia. Después de un breve cambio de ideas se fijó el propuesto por el señor López.

La versión popular, y conocida por todo el pueblo, es que en una oportunidad un grupo de viajeros que esperaban la llegada del tren que venía del oeste y se había retrasado, cuando oyeron la bocina de este exclamaron ¡ Ahí viene el pampero! . Unos integrantes de la Comisión Directiva que allí se encontraban coincidieron que ese sería el nombre indicado para el club.


Mucho trabajo y esfuerzo para crecer

Entre el año 1930 y 1931 se alquiló el terreno para armar la cancha de fútbol. Se hicieron romerías bajo una carpa con los lienzos cedidos por los capataces de los galpones del Ferrocarril, Casimiro “el Vasco” Donamaría y Ángel Impemba.

Cuando obtuvieron 1800 pesos moneda nacional, compraron un galpón de chapas pre-armado de 12 m x 15 m y lo levantaron en el terreno alquilado a Ofelia Del Carril de Lagos.
La señora Ofelia Del Carril de Lagos donaba el terreno pero con la condición que el club llevara su nombre, como no hubo consenso entre los miembros de la Comisión Directiva optaron por comprarlo.
El próximo paso fue comprarle el piso de madera a un carpintero de Del Carril y a partir de entonces comenzaron a realizarse los bailes con orquestas de la zona. Concurrían personas de todas las ciudades aledañas que se movilizaban en carros, sulkys y a caballo.

En el año 1935 por razones políticas y en época de gobierno conservador, el Club quedó acéfalo y a punto de ser clausurado. Como la presidencia del mismo tenía que ser de un partidario se nombró al vecino Nazareno Valeriani.

El Club siguió creciendo de tal manera que para legalizar y poner a la institución en regla, en 1944 se adquirió Personería Jurídica y se realizó el primer inventario. Y en 1949 por gentileza de los vecinos Gilabert y Cavallero, se dotó de luz eléctrica a las instalaciones, lo que era un gran avance para la época.
Con el correr de los años el aspecto edilicio fue sufriendo modificaciones. El primitivo galpón de chapa fue reemplazado por paredes de ladrillos y sus medidas cambiaron. En la actualidad cuenta con un salón con escenario y dos camarines con capacidad para 800 personas, una secretaría y una parrilla.
Ya en el exterior y para el uso de los deportistas tiene dos vestuarios provistos de agua caliente, mesa de masajes. Estos se comunican al campo de juego por medio de una pasarela de madera. Además tiene una cabina de transmisión y boleterías.

Pampero de Polvaredas – El «Gigante» por dentro